TERAPIA HUMANISTA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Lo más personal es lo más universal – Carl Rogers

Al igual que no todas las personas calzamos la misma talla de zapatos, tampoco nos
beneficiamos de una misma forma de trabajar durante el proceso terapéutico.

Para la psicología humanista, nuestra psique se construye a partir de las experiencias que
vivimos en relación con nuestra propia persona, el resto de la comunidad y el medio ambiente.
Dicho en otras palabras, somos el resultado de una constante interacción entre nuestro
mundo interno y el mundo que nos rodea.

Esto no quiere decir que seamos meros espectadores pasivos de lo que nos sucede; todo lo
contrario, somos participantes activas, por lo que es imprescindible que desarrollemos
conciencia, nos responsabilicemos de nuestros actos y tomemos decisiones sobre nuestra vida.
Para ello, también es importante contemplar la realidad social en la que nos movemos.

Los discursos dominantes tienden a imponer modelos rígidos sobre nuestra conducta e imagen,
proyectando un ideal que lejos de aceptar e integrar las diferencias individuales, jerarquizan y
excluyen a numerosos colectivos de la población con el fin de establecer relaciones de poder.

Tanto el no cumplir con las expectativas impuestas como el intento de hacerlo amoldando la
identidad propia, pueden llegar a generar mucho estrés, manifestándose en dificultades
emocionales, algunas adicciones, conflictos de pareja o familiares, violencia de género…

La perspectiva de género hace alusión a una herramienta conceptual que permite identificar,
cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión producida por las atribuciones
de valor establecidas sobre el sexo, el género y la orientación sexual.


Mi objetivo principal como terapeuta es acompañar a la persona en entender su experiencia
vital subjetiva y desarrollar conjuntamente herramientas que puedan ayudarla a abordar con
el menor sufrimiento las dificultades que se le presentan.

Estuve buscando fuera de mí para encontrar la fuerza y la confianza, pero éstas provienen de adentro. Siempre han estado allí

Anna Freud